El diseño evoluciona a base de sorprendernos con paradojas. Los objetos se vuelven polivalentes y los materiales que antes se asociaban a una función ven ampliarse su uso, mientras la frontera entre estilos y disciplinas se vuelve más y más tenue. En este reportaje verán que una sombrilla puede también iluminar, que una alfombra se puede mudar del salón al patio y que la lámpara de la terraza no desentonaría en el restaurante más chic. Las empresas españolas de diseño más vanguardista nos muestran cómo se derriba otra frontera: la que divide el mueble de interior y el de exterior.
Son cada vez más frecuentes las colecciones caracterizadas por la calidez y la comodidad propias del tradicional mueble de interior pero fabricadas en materiales sólidos, lavables y resistentes al viento y a la vida en el exterior. El mueble de exteriores se reinterpreta para conseguir la comodidad de la vida casera.
Además de resistentes, las piezas de mobiliario deben ser versátiles para vivir entre dos mundos. Con este fin empiezan a proliferar las creaciones modulares, que permiten crear múltiples combinaciones: sofás de 2 ó 3 plazas, rectos o en L, alternando colores y formatos y jugando con elementos móviles, como cojines, para alterar su personalidad.
La luz juega un importante papel tanto en la vida al aire libre como bajo techo. ¿Por qué no tener alguna lámpara que nos podamos llevar de un lugar a otro? Luminarias de pie, cajones de suelo y pantallas fáciles de colgar nos facilitan el trabajo y la visibilidad en cualquier parte.
Sillas, butacas y taburetes son algunos de los elementos que ofrecen más posibilidades de jugar y de aportar una nota de color a nuestra cocina o a nuestro jardín. Apilables, sólidas, de colores vivos o sobrios, independientes o en conjunto… lo difícil es elegir.
Por último, algunos objetos, más que separar dos mundos, nos ayudan a crear una línea de continuidad entre la calle y el hogar.