
Fábrica de Punt. Foto cortesía de Punt.

Fábrica de Capdell. Foto cortesía de Capdell.

Fábrica de Mariner. Foto cortesía de Mariner.



Fábrica de Punt. Foto cortesía de Punt.
Fábrica de Capdell. Foto cortesía de Capdell.
Fábrica de Mariner. Foto cortesía de Mariner.
La DANA de 2024 ha dejado su huella en el sector del mueble valenciano, afectando a numerosas empresas tanto en sus procesos productivos como en la cadena de suministro. A pesar de que algunas instalaciones han escapado a daños directos, el impacto se ha extendido a nivel humano y logístico, poniendo en jaque los plazos de entrega y generando pérdidas en materiales y producción. Tres empresas –Punt, Capdell y Mariner– comparten con nosotros sus experiencias, estrategias y lecciones aprendidas en medio de esta adversidad.
Para Punt, la DANA ha supuesto un impacto sin precedentes tanto en el ámbito humano como en el industrial. Varios trabajadores sufrieron la pérdida de sus hogares, vehículos y otros bienes, mientras que la producción también se vió interrumpida por el efecto dominó causado por proveedores colapsados. La empresa ha puesto en marcha un plan de gestión de crisis que incluye apoyo económico y legal para el personal afectado, además de internalizar temporalmente ciertos procesos productivos para restablecer la estabilidad operativa. Aunque inicialmente recibieron una gran empatía por parte de sus clientes nacionales e internacionales, “la prolongación de los retrasos ha generado una creciente impaciencia”, afirma un representante de Punt. Esta situación les impulsa a reforzar su capacidad de producción interna para ser autosuficientes en caso de emergencia y apostar por una digitalización de sus procesos logísticos y productivos.
Según los responsables de Capdell, aunque sus instalaciones no han sufrido daños directos, la proximidad a las zonas afectadas por la DANA ha tenido un impacto significativo en su equipo, ya que muchos de sus empleados tienen familiares que han perdido bienes esenciales. La empresa ha registrado importantes retrasos en su cadena de suministro debido a que sus proveedores –con los que trabajan “bajo una política de kilómetro cero”– se encuentran en proceso de reconstrucción. Esto ha provocado la pérdida total de ciertos pedidos, como el de tapicería, y ha afectado las previsiones de facturación al cierre del año. Para enfrentar la situación, Capdell implementó medidas inmediatas, como facilitar vehículos de empresa, distribuir bombas de achique a los empleados afectados y establecer el teletrabajo en puestos administrativos y a futuro se plantea ampliar el abanico de proveedores para situaciones de crisis.
Mariner, cuya planta se ubica en el polígono del Alter de Alcacer, no sufrió daños directos, pero la interrupción en el suministro de materias primas –afectado por la inundación de las fábricas de sus proveedores– ha generado retrasos significativos en los plazos de entrega. La pérdida de productos en tránsito también ha contribuido a esta situación, afectando el flujo normal de producción. La respuesta solidaria de clientes y socios internacionales ha sido crucial para aliviar la incertidumbre, lo que la empresa valora como “un bálsamo en medio de la adversidad”. Además, Mariner está estudiando la posibilidad de ajustar su estrategia logística, considerando medidas como elevar la mercancía y acortar los tiempos de almacenamiento para mitigar riesgos futuros.
A pesar de las diferencias en el impacto directo sobre sus instalaciones, las tres empresas resaltan la importancia de la solidaridad y coinciden en que la crisis ha expuesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro locales y la necesidad de diversificar los proveedores. En conjunto, las compañías se han visto forzadas a adoptar medidas preventivas y colaborativas –como la flexibilización del teletrabajo y la optimización de procesos logísticos– para reconstruir un sector más resiliente y preparado.
Una mirada hacia el futuro
Pese a dificultades y la lenta vuelta a la normalidad, estas experiencias ponen de relieve la resiliencia y capacidad de adaptación y solidaridad que caracteriza el sector del mueble valenciano. Las empresas afectadas están adoptando medidas para proteger a su personal, optimizar sus procesos logísticos y garantizar la continuidad de la producción para recuperar cuanto antes la normalidad y transformar una situación de crisis en una oportunidad de innovación y mejora.
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