JM Massana y JM Tremoleda son fundadores, diseñadores y directores de la empresa, hoy presente en más de cincuenta mercados de todo el mundo, con trabajos centrados en el equipamiento de oficina y del hogar, colectividades, espacios públicos y urbanos. Sus diseños comprenden asientos, mesas, estanterías y complementos, pensados y fabricados según su ideario medioambiental y dando preferencia a los monomateriales y a estructuras de fácil desmontaje y reciclaje.
Del mismo modo en que nos preocupa saber qué contiene y cómo se produce lo que comemos, Mobles 114 cree que también deberíamos saber qué materiales y procesos de manufactura se emplean para fabricar los muebles que compramos. Así, quieren aplicar a su trabajo una transparencia en los procedimientos que entienden como el futuro de la industria del mueble.
Mobles 114 predica con el ejemplo. En la feria del Mueble de Milán que se celebró el pasado abril, todos los productos que presentaron estaban hechos a partir de materiales 100% reciclados y reciclables. Más allá de esta declaración de intenciones sobre su filosofía empresarial, este posicionamiento sirve para demostrar que el ecomueble es cada vez menos minoritario, y que el cliente puede y debe demandar toda la información que necesite para comprar ecológicamente si así lo desea. Para demostrar su compromiso, la empresa hace gala del certificado de Ecodiseño otorgado por AENOR.
La pieza estrella de la colección presentada en Milán por Mobles 114 es la silla Green, creada por Javier Mariscal, uno de los diseñadores españoles contemporáneos más célebres y solicitados del momento. La silla, apilable, está compuesta de un asiento de plástico reciclado y una estructura que puede ser de metal o de madera pintada.
Desde sus inicios, centrados en un tipo de cliente eminentemente residencial, la empresa catalana ha evolucionado hasta realizar un 80% de sus diseños para el sector contract. Según Marta Tremoleda, del departamento de comunicación de la compañía, “durante nuestros primeros años no había un gran esfuerzo económico para decorar espacios públicos o interiores de oficinas; se ha producido un cambio total en la industria”.
Si bien los diseños de Mobles 114 se destinan hoy en día, en su gran mayoría, a las colectividades, no es necesario más que un vistazo a su catálogo para comprobar cómo una gran variedad de objetos se podría acomodar a la perfección en cualquier hogar u oficina. Por ejemplo, su butaca Om textil de Martín Azúa, tapizada de modo que resulta tan práctica para una sala de reuniones como para el salón de una casa.
O el taburete Gràcia, diseñado por JM Massana, JM Tremoleda y Eduard Juanola, una colección de asientos que no desentonaría en una biblioteca ni junto a la barra de una cocina, fabricado en madera natural o lacado y con estructura metálica cromada.
En los casi cuarenta años de historia de Mobles 114 no sólo se ha transformado su cliente objetivo. El cambio es inherente a un sector obligado a reinventarse para interpretar las tendencias, y la empresa catalana también está teniendo éxito en asimilar esta tarea. Marta indica que, pese al revés que la crisis económica ha supuesto para todo el sector, en la empresa agradan los resultados conseguidos en los últimos años, que se apoyan sobre “una coherencia entre el diseño, la calidad y el precio”. Sobre esta coherencia y su apuesta por el ecologismo Mobles 114 quiere seguir abriéndose camino en los mercados internacionales.