Kriskadecor continúa acercando sus innovadoras aplicaciones con cadenas de aluminio a proyectos de alto impacto. Dos intervenciones destacadas han puesto de manifiesto la versatilidad y el valor estético de sus fachadas y cortinas artísticas: la nueva fachada del restaurante Ginza 41 en Andorra la Vella y el revestimiento del Lobby E del Das Center en Potsdamer Platz, Berlín.
Tras el éxito de su primer local en la Avenida Meritxell, Ginza 41 emprendió la renovación de su establecimiento en planta baja, con el reto de diseñar una fachada que reflejara al mismo tiempo modernidad e identidad japonesa. Con 13,7 m de ancho por 3,4 m de alto, la doble piel de cadenas de aluminio tensadas (sistema KDO Fixed) ofrece un llamativo efecto visual. Diseñada en colaboración entre el estudio de arquitectura de Àfrica Sabé, Kriskadecor y Auxini, la fachada integra un motivo de alta definición en 15 colores RAL que recrea un paisaje japonés sobre un entramado de aluminio epoxi, fusionando el brillo metálico con la calidez de la madera.
Además de su función ornamental, estas cadenas ocultan cuatro ventanas del hotel contiguo, garantizan ventilación y filtran la luz solar, reduciendo la transmisión térmica. El sistema ha sido testado para resistir vientos de hasta 210 km/h, asegurando durabilidad y bajo mantenimiento, mientras su ligereza y flexibilidad facilitan la instalación y permiten personalizar tamaño, forma y color para reproducir logotipos o patrones sobre el entramado.
Por otro lado, en el corazón de Potsdamer Platz, el renovado Lobby E—parte del ambicioso proyecto de revitalización del Das Center a cargo de Kinzo—se ha convertido en una puerta de entrada que difumina el límite entre el exterior urbano y el interior. Las alas enfrentadas del vestíbulo, con revestimientos de Kriskadecor, reproducen el contorno pixelado de los rascacielos vecinos en vibrantes gamas de verde y amarillo. Estas cadenas aportan personalidad al espacio de siete metros de altura, y sirven para ocultar discretamente conductos y elementos técnicos.
Los tonos verdes evocan frescura y conexión con la naturaleza en una de las zonas, mientras que los amarillos transmiten energía y calidez en la otra, creando dos atmósferas casi especulares con identidad propia. Un mostrador de recepción y una gran mesa comunitaria integran el revestimiento de cadenas, fomentando el encuentro y la sociabilidad. Gracias a este diseño, el Lobby E se erige como un punto de encuentro que refleja la esencia moderna de Berlín.